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2 de abril de 2010

Un cuento de niños: La robasueños.

Erase una vez un reino donde vivía una niña de 5 años llamada Iris, no tenía amigos y sólo hablaba con un pequeño amigo de peluche rosa, que llevaba consigo a todas partes. El muñeco "Guau", era un caballito que le habían regalado sus padres el día de su nacimiento, al pobrecito le faltaba una oreja y cada poco tenía que ser remendado, pues era un poco viejecito. "Guau" era para Iris el mejor amigo.

Un día mientras lo achuchaba y llenaba de besos, la niña tuvo una idea; había planeado convertir a su peluche en su compañero de carne y hueso, y para ello claro está, necesitaba la ayuda de una bruja, la que vivía en la torre a las afueras del pueblo, a la cual fue sin dudar.


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-" Haremos un pacto"- dijo la bruja - "para que Guau cobre vida, tendrás que robar los sueños de la gente. Los de los niños harán que tu muñeco viva de día, y los de los mayores me los entregarás a mi".

La bruja sólo podía robar los sueños con ayuda de la niña, así que le dio los poderes necesarios para convertirla en una robasueños.

Iris empezó a ir todas las noches a las casas del reino, de noche robaba los sueños de los niños y de día "Guau" se cargaba de vida, pero a la noche debía volver a empezar ya que la carga debía de volver a efectuarse. Los sueños de los adultos tenía que entregarlos a la bruja, y aunque al principio no entendía para qué los quería, con el tiempo acabó descubriéndolo: con ellos conseguía apagar las ilusiones de la gente, empezaron a entristecerse, a dormir mal y a perder las fuerzas. Así iba haciéndose con el reino, y como la gente no tenía ganas de hacer nada, no la detuvieron en sus planes, por lo que llegó un día en que se proclamó reina.

Iris empezó a darse cuenta de que se había equivocado, no le gustaba como estaba el reino, y tampoco le gustaba ver a sus padres tirados todo el día en el sofá sin fuerzas ni para levantarse. Decidió despedirse de su caballito, le explicó que le quería mucho, y le juró que aunque no tuviera vida, ella siempre lo conservaría a su lado; hablaría con él, le daría besitos, lo cosería cuando se estropeara, y le llevaría a todos los sitios.

Aquella misma noche, dejó de robar los sueños de los niños y todos juntos, encabezados por Iris se dirigieron al palacio. Aprovechando que la bruja dormía cogieron todos los sueños de los adultos, que se encontraban encerrados en botellas de cristal, y fueron liberándolos uno a uno.

A la mañana siguiente, los mayores recobraron las fuerzas, los niños les explicaron todo lo que había pasado, y todos decidieron perdonar a Iris, pero no a la bruja a la que fueron a buscar. La buscaron en palacio, en la torre, en todo el reino. . . pero la bruja ya había desaparecido, quien sabe, quizá huyó temorosa de que la gente pudiera hacer con ella una hoguera en algún jardín.


FIN.

2 comentarios:

  1. Bonita historia expresada en un lenguaje sencillo pero elaborado a la vez.

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  2. Hace muchos años tu madre contaba las historias con el mismo encanto que tu. No dejes de escribir por favor

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