Le gustaba sentarse allí, aquél le parecía un buen lugar pues en él podía escuchar la música que la transportaba a otros tiempos, los tangos. En el Antiguo los ponían por la tarde, cuando el dueño se sentía melancólico. Era entonces cuando Irene acudía al bar para ahogar las penas en whisky y mientras lo hacía susurraba las nostálgicas letras de Gardel fumando cigarro tras cigarro. Envuelta entre el humo, se emborrachaba y recordaba su pasado. Recordaba sus comienzos en aquél tugurio de mala muerte, allá en los arrabales de la capital, la admiración que despertaba entre los niños bien que bajaban a divertirse. . . incluso se veía bailando aquellos tangos de los primeros años, los que se bailaban en ambientes prostibularios y que al principio tenían letras obscenas. Irene en aquella época era la mejor bailarina de tangos, le encantaba demostrar en cada movimiento pasión, erotismo y sensualidad, sabía que por ello todos la deseaban. . . así conoció a su amor, bailando.
Ahora mientras recordaba, oía parte de "amargura":
"Doliente y abatido
mi vieja herida sangra
bebamos otro trago
que yo quiero olvidar
pero estas penas hondas
de amor y desengaño
como las hierbas malas
son duras de arrancar".
Una vez más empezó a recordar sus besos, sus promesas, las tardes de domingo bajo las sábanas... y luego. . . la eterna espera, la que acabó con sueños e ilusiones.
Irene pasaba las tardes en el Antiguo recordando aquellos años en los que era joven, matando el tiempo cantando tangos, y sorbiendo trago a trago los momentos del pasado.
Y con lágrimas en los ojos volvía a cantar;
"Cuando no estás muere mi esperanza,
si tú te vas se va mi ilusión.
Oye mi lamento, que confío al viento,
todo es dolor cuando tú no estás".
Y el día que se dio cuenta que no volvería, Irene dejó de bailar.
Muy bonito
ResponderEliminarGime, bandoneón, tu tango gris,
quizá a ti te hiera igual
algún amor sentimental...
Llora mi alma de fantoche
sola y triste en esta noche,
noche negra y sin estrellas...
Si las copas traen consuelo
aquí estoy con mi desvelo
para ahogarlos de una vez...
Quiero emborrachar mi corazón
para después poder brindar
"por los fracasos del amor"...
Del fondo de mi copa
ResponderEliminarsu imagen me obsesiona,
es como una condena
su risa siempre igual.
Gardel-año 1.934.
LLONXANA-Nostalgias: Carlos Gardel,año 1.936
Gracias Marisa y Llonxana, ya veo que también sabeis de tangos. Abrazos.
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