Pasada la semana santa lo siguiente que hacemos la gran mayoría, es poner los ojos en el calendario para ver cuanto nos queda para las ansiadas vacaciones de verano. Una vez comprobado que ya queda menos, en mi caso vendrá el llamado "arrepentimiento" de todos los años y es que aquellos excesos navideños, o las comilonas a las que con gusto me apunté fuera de casa, han pasado factura hace tiempo. Será entonces cuando aparezca el propósito número uno de todos los propósitos. Ese que tengo que cumplir ya, pues la cuenta atrás ha comenzado. . . ¿y qué propósito es ese? pues el típico, hacer un poco de dieta y así lograr entrar en el bañador tan mono que tengo escogido para este año, así que toca sacrificarme. . . claro está que también puedo seguir llevando el del año pasado, que seguro aún me queda bien. . . vaya parece que ya me estoy rajando con lo de la dieta.
Resumiendo, se hará lo que se pueda.
¡Qué ganas tengo de irme de vacaciones! de empezar a sacar la ropa de verano, de pasar calor. . . pero todavía queda esperar hasta el cuarenta de Mayo como dice el refrán.
Seguro que no te has propasado tanto con los dulces, lo que pasa es que el bañador menguó de tanto lavarlo... :-)
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