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24 de marzo de 2011

Intentando respirar.

Que siempre había sentido eso de venirse el mundo encima no era un hecho aislado, pues cada noche tenía la misma sensación, se apagaba la luz y de repente se veía en medio de cien mil cosas que le apretaban dejándolo sin respiración. En la siguiente jornada todo había pasado y volvía a respirar un poco más... Creía que con el tiempo se curaría pero no fue así, ni siquiera cuando más feliz estaba con su "y comieron perdices" su mundo dejó de caerse... aquello fue peor. No volvió a respirar más hasta después de unos años... y para entonces el todopoderoso había cambiado, ya no tenía la voz grave y le gustaba leer por las noches, para entonces el todopoderoso era alguien completamente diferente, alguien que pensaba que era mejor ir arrancándole partes de su vida para hacer aviones con sus pequeñas manos.

16 de marzo de 2011

Cuestión de gustos.


¿Sara?... sí, había resultado una sin sustancia, pero la verdad, no le importó. Lo que realmente le preocupaba era haberse encontrado con aquél tipo de aspecto tan fuerte después de su encuentro con ella entre el amasijo de coches de la zona comercial... y es que correr, lo que se dice correr, no era precisamente lo suyo.

9 de marzo de 2011

Laura y el cine.


Como a Amelie Poulain a Laura le gustaba ir al cine y mirar las caras de los espectadores cuando se proyectaban las películas. Se reía cuando veía que pasaban miedo con una de terror, lloraba cuando derramaban lágrimas y mocos en las que tenían escenas tristes , sentía emoción cuando se inquietaban en los asientos con las de suspense... Laura era diferente.
Así, fue conociendo a los más asiduos de aquél cine tan viejo que tenía en frente de casa. Uno que conservaba aún sus butacas de madera con asientos abatibles acolchados de tela roja, que en su día debió de ser aterciopelada y que ahora tenía brillos por el desgaste... un cine que olía a madera vieja, como el corredor de la casa de su abuela, aquél donde solía jugar de pequeña a hacer música con el rechinar de la madera...
Con su peculiar manera de ver las películas, conoció a valientes que no lo eran, a forzudos de lágrima fácil, a soñadores con sonrisas perpetuas... a niños aventureros... incluso conoció a príncipes azules que de príncipes tenían poco, más bien eran ranas que llevaban en cada ocasión una princesa diferente, princesas con caras de idiota... enamoradas. Pero sin duda, quien le había llamado la atención más era "el chico de las mil caras", ese tan expresivo y que se quedaba embelesado en las películas románticas que tanto le gustaba ver. Tanto llamó su atención que Laura, decidió después de un tiempo y tras ensayar muchas veces ante el espejo, sentarse un día a su lado. Esperaría a que entrara y luego le pediría permiso para poder hacerlo... quería ver la expresión que pondría su cara cuando se lo preguntara, estaba convencida de que con ello sabría si le gustaría al chico o no... La sesión de las ocho del domingo, sería la ocasión perfecta.
Cuando llegó el día a Laura no le dejaban de temblar las piernas en la puerta de acceso hacia las butacas, el corazón le iba a mil y las uñas ya las tenía más que mordidas, pero estaba decidida.
Vio pasar a los valientes que no lo eran, a la vieja que siempre se dormía, al príncipe-rana con otra princesa (nueva, cómo no), al niño que se creía spiderman... y las puertas se cerraron... y la película empezó a proyectarse. Después de tantos estrenos, Laura se quedaba sin ver aquél con el que había soñado tanto. "¿Qué había pasado?" se preguntaba, "¿estaría enfermo?"... era algo extraño. A la salida comprendió.
Al lado del cine había un parque, en el parque bancos y en los bancos enamorados, qué iba a saber ella que aquél día la chica de las palomitas no trabajaba... cómo iba a saber que el chico de las mil caras y ella eran novios.
Ahora a Laura no le gusta ir al cine, prefiere ir a bailar a la discoteca y si miran... y si miran ya mirará ella.

1 de marzo de 2011

Relevos blogueros.

En esta entrada cojo el testigo de Rubo, uno de los participantes en la propuesta de Relevos blogueros de Bea del blog Vinividivinvi, propuesta que explica en su blog y os traigo aquí;

"Voy a comenzar un relato y pasaré el testigo a otro blogger para que lo continúe. A su vez, éste tendrá que pasarlo a otro citando a los anteriores y sus narraciones correspondientes para que se entienda la historia. Para no hacerlo muy complicado y que no se convierta en una tortura, habrá que escribir un mínimo de 5 líneas y un máximo de 20.
También habrá que poner un punto y final alguna vez, así que iremos numerando a los participantes hasta un máximo de 20; el último tendrá que resolver la papeleta y ponerle un final.
El haber participado, no excluye que te puedan volver a pasar el testigo, así que estad atentos...
Es muy importante citar a los anteriores bloggers (enlazando su blog),numerar las aportaciones (para que sepamos en que punto está la historia) y explicar de manera clara y concisa los pasos a seguir. Si un nominado no puede o no quiere participar sería conveniente que lo comunique para que el que lo nominó elija a otro".

Y así van los relatos;
1. La agorafobia de Lucía había hecho que llevase años confinada en lo que ella llamaba su búnker. Vivía de noche y dormía de día. Era una de esas mujeres por las que el tiempo pasa cruel y devastadoramente. Una aureola púrpura rodeaba sus ojos tristes, sin brillo, que se encajaban en un rostro descolorido y marchito. Tenía una nariz perfilada que sostenía unas anticuadas gafas. Sus labios agrietados pedían a gritos menos nicotina, el pelo cano y desaliñado le llegaba casi a la cintura y la extrema delgadez de su cuerpo no podía casi sostenerla en pie. Su partida de nacimiento confirmaba que tenía 35, pero los años de asilamiento elegido, la dejadez y el descuido habían hecho que pareciese una anciana.

Como una noche más, Lucía abrió su portátil, para asomarse por esa pequeña ventana y contemplar, indagar, husmear por entre las callejuelas de esa gran ciudad virtual que le tenía completamente fascinada. Mientras se desplegaba automáticamente la persiana azul de Microsoft, preparaba, como otras tantas veces, sus cigarrillos, el viejo cenicero sucio, y su té. El turquesa del mar de una playa desconocida le daban la bienvenida. Y a partir de ahí, su conexión con el mundo.

Principio de la historia escrito por Bea.

2. Cansada de navegar entre mentirosos, tarados, onanistas y obsesos, acostumbraba a desconfiar de los mensajes que recibía a través de Internet. Ella no era una Princesa Azul, con su miserable aspecto no podía aspirar ni a cadáver de princesa, por eso descartaba totalmente ser rescatada de su prisión, alguna vez, por un hombre cariñoso, leal y sincero. Algo le decía que ese prototipo ya no abundaba en el mundo exterior.
Aquella noche, que prometía ser como una más, una de aquellas que terminaría en un alba de lloros mientras nacía una nueva jornada para la desesperanza, un inesperado recuadro se abrió en la esquina inferior derecha de su pantalla: era un mensaje de chat con un mensaje desconcertante:
"QUERRÍA RESUCITAR TU SONRISA".
Al principio Lucía tuvo la tentación de mandar a la mierda al desconocido bromista, pero se contuvo y en su lugar decidió...

Fragmento de la historia de Rubo.

3. Decidió contestar. Un simple "cómo podrías" fue suficiente. Había tardado un poco en introducir la frase y ahora, mientras aguardaba, se arrepentía de haber seguido el juego a un desconocido que seguramente en la espera había desistido de seguir conversación alguna. Aún así, observaba fijamente la pantalla mientras, inconscientemente, enroscaba suavemente un mechón de su pelo entre sus dedos... solía hacerlo cuando la imaginación se apoderaba de ella.
Nada... no había contestación. Cogió uno de sus cigarros mentolados y justo al soltar el humo de la primera calada, se quedó paralizada... alguien escribía al otro lado. "¡Va a contestar!", se dijo apagando apresuradamente el pitillo en el cenicero rebosante de colillas. Intentó respirar hondo, el corazón le latía rápido, estaba nerviosa y hasta las manos empezaban a sudarle, pero el nerviosismo no era lo único que se había apoderado de ella, ahora tenía miedo... miedo de no saber si podría con la respuesta.

Mi fragmento.

Continuará...

Y el testigo pasa a mi querida Bee del blog Beeborjas.blogspot.