Seguidores

17 de abril de 2010

Mariposas en el estómago



Aquella noche Tina se acostó tarde, al meterse en la cama miró fijamente a su marido que roncaba tan fuerte como siempre.Fue en ese momento, al verle con la boca abierta y ocupando casi toda la cama, cuando se preguntó a donde diablos habrían ido a parar las mariposas que cuando era joven le hacía sentir en el estómago, esas que se agitaban cuando le daba un beso, las que la hacían tartamudear cuando la llamaba por teléfono. . . las que la habían hecho sentir viva.

Habían pasado muchos años, ahora todo era distinto, el día a día había enfriado la relación, los sentimientos no eran tan fuertes y la pasión de entonces lejos quedaba ya.

En aquél instante él se despertó, abrió los ojos y girándose hacia su mujer observó como ella lloraba en silencio.

- "¿Qué ocurre cariño?"- le preguntó asustado.

- "Nada".

- " Entonces. . .¿porqué lloras?".

- "Es que. . . hoy me he dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. . . me siento vieja".

- "No seas tonta, sigues siendo la misma Tina de la que me enamoré, nada ha cambiado. . . miento, hoy todavía te quiero más que entonces. No llores".

Aquellas palabras cambiaron por completo su cara, ahora en el rostro de Tina aparecía una pequeña sonrisa. Se acercó a él y lo besó como entonces, como cuando eran novios, con un largo e intenso beso. . . y por un momento le pareció sentir un ligero cosquilleo.

2 comentarios:

  1. Bueno, bueno. Al parecer este año ha tardado un poquito pero ya se van sintiendo los efectos de la primavera... aunque sea tímidamente. Hala, hala, a sentir cosquillas...

    ResponderEliminar
  2. Mientras siga el cosquilleo, el mariposeo en el estómago, el calor en las mejillas... pervivirán los afectos con savia nueva.

    ResponderEliminar