Le gustaba subirse de noche a los columpios de los niños, y así entre las sombras soñaba que un día su balanceo le permitiría llegar a aquella estrella, la suya, la que parecía parpadearle y la acompañaba desde que un día le dijeron "no llores niña, él está ahí arriba".
Y cada noche al balancearse le mandaba mil besos, le hablaba de todo y sentía su ausencia, y su parpadeo le parecían pequeños guiños a los que le contestaba un... "y yo también a ti".
Muy sutil, surreal pero palpable a la vez. Un sentimiento muy bonito y muy tangible y bien expresado.
ResponderEliminarEnhorabuena Su por estos destellos que son fuente de inspiración para muchos.
Gracias por tus felicitaciones en mi blog en relación a mi última entrada. Sólo una aclaración, el estremeñu no es un castellano extremeñizado, procede igualmente del latín, pero de un latín vulgar llamado Astur-Leonés medieval, lengua ya extinta.
Lo que tú dices son "los dejes" típicos de diferentes zonas de España. Castellano extremeñizado sería hablar castellano con el deje, fonética y acento extremeño. Igual castellano andaluzado, castellano asturianizado, etc...castellano en definitiva.
Un beso amiga
Interesante aclaración, como lo es tu blog Raül. Gracias por pasarte por aquí y un abrazo.Te sigo.
ResponderEliminarMuy bonito, Su.
ResponderEliminarPura emoción.
ResponderEliminar(¿Para qué comentar más si las palabras ya tienen sentido y hermosura por si mismas?).
un abrazo.
Tu prosa y tu poesía también están preñadas de melancolía. El columpio y la estrella son fuentes de inspiración. Bello y sensible diálogo en las alturas.
ResponderEliminarSaludos, Su.
Gracias LLONXANA, Vazquez74 tú siempre tan encantador,y Óscar...me agrada que te pases por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo a todos, os sigo viendo por vuestros blogs.