Todos los días cogía el mismo libro, uno bien gordo y grande con tapas azules...un libro especial, diferente a todos, uno con todas sus páginas en blanco. Buscaba el sitio adecuado, se acomodaba, lo abría con sumo cuidado y entonces...soñaba.
Ir al cole, hacer los deberes, pelearse con los niños, jugar, reir...llorar, dibujar castillos encantados, observar el mundo, comer gominolas de forma de corazón...pufff!!.
Que sentimentales empezamos la semana... Sea libro, libreta o libretina, a todos nos viene bien tener algo así a mano porque, a pesar de vivir ya unos años en los que comienzan a pesar los recuerdos, siempre nos gusta contar con hojas blancas para seguir soñando. Un abrazo "vieyina".
A ver SU, que no quiero equivocarme a estas horas de mi sueño-nocurno...y digo yo, la niña pá qué coge un libro en blanco...que tontaina...esta juventud... Un saludito...
NORMA, a la niña no le hace falta leer nada, coje el libro, busca un sitio hermoso y sueña...es el momento del día en el que deja volar su imaginación y piensa en lo que quiere...es el perfecto libro de los sueños. Espero que estés mejor y que el niño salvaje te deje dormir, besos.
Sí, es verdad. Yo nunca entendí eso del horror a la página en blanco. ¡Me encantan las páginas en blanco! En ellas todo es posible. Lo que me horrorizan son las agendas. Eso de que te hipotequen el futuro... Salutations...
Qué lindo! Realmente parece útil tener un libro en blanco para soñar.
ResponderEliminarUn abrazo soñado
Eso es no tener miedo a la hoja en blanco. Las mejores páginas son las que escribimos con la tinta indeleble de los sueños.
ResponderEliminarUn abrazo, Su.
Los sueños más intensos carecen de verbalización alguna. Es cierto.
ResponderEliminarAy, Su...
ResponderEliminar;-))
¿Y que hacia cuando tocaba cerrar el libro?
ResponderEliminarIr al cole, hacer los deberes, pelearse con los niños, jugar, reir...llorar, dibujar castillos encantados, observar el mundo, comer gominolas de forma de corazón...pufff!!.
ResponderEliminarRaúl, ¿suspiras?...
ResponderEliminarQue sentimentales empezamos la semana...
ResponderEliminarSea libro, libreta o libretina, a todos nos viene bien tener algo así a mano porque, a pesar de vivir ya unos años en los que comienzan a pesar los recuerdos, siempre nos gusta contar con hojas blancas para seguir soñando.
Un abrazo "vieyina".
¡Que bueno! Nada sustituye a la propia imaginación.
ResponderEliminarBesos Su.
Cuando lo abra por la historia del viaje a la vida que me llame, estaré allí jugando.
ResponderEliminarBlogsaludos
A ver SU, que no quiero equivocarme a estas horas de mi sueño-nocurno...y digo yo, la niña pá qué coge un libro en blanco...que tontaina...esta juventud...
ResponderEliminarUn saludito...
Huy, no sé si he metido la patorra, leyendo los comentarios ajenos no sé... ya me rectificaras majeta...paso mañana que estoy rota...
ResponderEliminarNORMA, a la niña no le hace falta leer nada, coje el libro, busca un sitio hermoso y sueña...es el momento del día en el que deja volar su imaginación y piensa en lo que quiere...es el perfecto libro de los sueños.
ResponderEliminarEspero que estés mejor y que el niño salvaje te deje dormir, besos.
Rubo, espero que no tengas unas pocas hojas en blanco...espero que sean muchas.
ResponderEliminarAnita, seguramente tienes uno en la estantería de casa ¿verdad?. Un abrazo.
Óscar, tú tienes la pluma. Besos.
Rosalía, qué razón tienes...¿Ya te encuentras mejor?, así lo espero. Un montón de besos.
Adivín, recogido el mensaje. Saludos.
Precioso su besitos guapa y a soñar...
ResponderEliminarQue bonita sensación transmites en este texto, soñar...como un niño de nuevo.
ResponderEliminarbesos Su
Sí, es verdad. Yo nunca entendí eso del horror a la página en blanco. ¡Me encantan las páginas en blanco! En ellas todo es posible. Lo que me horrorizan son las agendas. Eso de que te hipotequen el futuro... Salutations...
ResponderEliminarSoñaba y escribía los sueños en esas páginas.
ResponderEliminarUn beso su