En el trabajo las cosas ya no eran como antes, ahora sólo provocaba risas y nadie le tenía miedo. No paraba de preguntarse qué fueron de aquellos tiempos en los que era el rey indiscutible de la noche y dejaba a todos con la boca abierta, qué había pasado para que perdiera fama y provocara indiferencia. No...no le gustaba nada lo que estaba sucediendo, así que decidió no volver a salir del armario por una buena temporada...hasta que todo cambiara, ya estaba bien de que lo trataran como a un animalito gracioso con el que poder jugar.
Salir del armario, rey de la noche, provocaba miedo.
ResponderEliminarMe parece un hombre lobo homosexual.
:-)
Un beso Su.
pero... ¿es posible salir, entrar, salir, entrar...? Al armario, digo... una vez que se sale, se sale, ¿no?
ResponderEliminarMi monstruo sí puede...
ResponderEliminarTorcuato, jajaja...no había pensado en eso. Mi monstruo es un poco más infantil, lleno de pelos y grande, muy grande, además de feo claro está. Un abrazo.
ResponderEliminarPues pobre hombre, comprendo su vuelta al armario.
ResponderEliminarBesos wapa.
Me recordó a la pile Monstruos SA. por lo de salir del armario a asustar por las noches y despues cambiar los sustos por las risas...
ResponderEliminarbesazos Su
Eso de salir del armario se presta a confusiones, como le ha pasado a Raúl. Quizás el cuadro de Roy Lichtenstein contribuya a ello. Entre monstruos nocturnos y homosexuales anda el juego, sin establecer analogías.
ResponderEliminarUn abrazo, Su.
Si ya no se asustaban de él, era porque seguramente daban más miedo los "caretos" que se veían por ahí a diario.
ResponderEliminarUn saludo para una buena semana.
Pobre, si entra en el armario se va a encontrar con un montón de gente deseando salir...je,je,je..habrá exceso de aforo...yo desde luego no vuelvo a entrar, que se te queda cuerpo de armario empotrado y cara de percha...
ResponderEliminarEn el trabajo los monstruos no dan miedo, los trepas, los jefes capullos, los que no han roto un plato... esos sí!
ResponderEliminarUn abrazo! Me gustan los colores, por cierto... se lee muy bien y gasta menos energía
Pobre monstruo. Quizás si cambiara de armario lograría también un cambio de perspectiva. La fama está muy bien mientras eres joven, pero después...
ResponderEliminarBlogsaludos
Me da que el pobre hombre y murciélago, no quiere salir en vista de tanto chupa sangre como pulula por ahí.
ResponderEliminarSalu2.
Un suspiro de regalo...
ResponderEliminar;-)
Yo también pensé en Monstruos S.A :-)
ResponderEliminarSaludillos asustados
Lo que le pasa a nuestro pobre monstruo es que ha envejecido, y con esto no me refiero a que su sonrisa haya perdido convicción (que ya no seduce a sus víctimas), o que haya perdido el pelo o salido arrugas... ¡El mundo ha cambiado tan deprisa que no lo reconoce y de pronto se siente víctima! Y como es natural, regresa al lugar dónde alguna vez se sintió seguro.
ResponderEliminarEspero que se de cuenta de su error, porque sino alguien encontrará un esqueleto en el armario.
Ñieeeeckk (es el sonido de unas bisagras oxidadas)... Y tú, ¿qué has encontrado?
Y romper con ciertos estereotipos de que el chico amanerado y tal vez homosexual es cómico, siempre de fiesta y con un tema de conversación estrella: todo lo referido a la relación entre personas del mismo sexo... Estoy pensando en Boris Izaguirre, le escucho en la radio y además de ser una persona brillante, muy inteligente es encantador, simpático y a la vez, mordaz y crítico...
ResponderEliminarBuen relato.
saludos.
mmmme gusta, y lo veo muy certero! además de bien escrito
ResponderEliminarBesos