Seguidores

14 de agosto de 2010

Cansada de mirar.



Recuerdo que de chavalina, cuando empezaron mis primeras salidas con mis amigos nos pasábamos horas y horas, sábados y domingos, en una sala de juegos recreativos de mi pueblo. Si no estábamos dentro jugando a los futbolines, nos quedábamos en la puerta matando el tiempo...bueno, tengo que matizar una cosa, en realidad no había un "jugábamos" más bien era un "jugaban". Siempre eran las mismas contra los mismos y claro yo no formaba parte del juego...yo y otra, siento ponerme delante pero es que ella se conformaba sólo con mirar. La cuestión es que siempre las partidas las querían hacer los mismos y a mi nunca me dejaban participar, "es que los equipos ya están hechos Susanita, quizá en otra ocasión". Harta de aquello intenté hacerme amiga de la otra, la que "sólo miraba y encima no hablaba", pero después de un par de semanas comprobé que la idea tampoco era buena...la chica hablaba lo mínimo y los fines de semana seguía viendo cómo jugaban los demás, así que ni corta ni perezosa dejé a un lado aquél sitio y a aquellas "amigas" para ir en busca de otras que a ser posible contaran con una...afortunadamente las encontré.

El caso de esta historia, es que hoy después de mucho tiempo he estado en un merendero con unos buenos amigos tomándonos unas sidras (en Asturias lo más normal, claro) y me ha hecho gracia encontrar allí un futbolin que hasta el día de hoy juraría jamás haber visto. Mirándolo recordé aquella primera pandilla, lo tonta que había sido y la de tiempo que aguanté por no desprenderme de las únicas amigas del colegio que había tenido hasta entonces...resumiendo que me dije; "¡Que carajo, hoy voy a probar!".

Me reí como nunca jugando con mis amigos y es que disfrutar con quien aprecias y con quien te aprecia sienta de maravilla.

Por cierto...no es que quiera presumir (je,je, mentira sí quiero), pero no se me dio nada mal.

8 comentarios:

  1. Es cuestión de caer en el sitio adecuado y con la gente competente, lo que, por desgracia, no siempre ocurre.
    Y la timidez, o la prudencia, te hacen "aguantar" hasta que te das cuenta de que los demás no se van a molestar en integrarte; cada uno debe "espabilar" y encontrar su hueco.
    Un beso y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Claro que si, eso es que no eran las personas adecuadas en su día ni tenian las mismas inquietudes que tu. De todos modos, yo odiaba un poco aquellas salas recreativas que se pusieron de moda una buena epoca.
    muchos besos buen finde

    ResponderEliminar
  3. Y yo,pero ya que era lo único que hacían, qué menos que querer jugar alguna vez je,je... Un besazo, pásalo bien tú también Suso, nos vemos.

    ResponderEliminar
  4. Quisiera probar..varias botellas...de esa sidra de Asturias.

    Besotes

    ResponderEliminar
  5. Un recuerdo de la infancia, una época a veces cruel y que nos desorienta. Precisamente la semana pasada jugué al billar con unos amigos y hacía muchos años que no lo hacía. El futbolín, para mi hermana Natalia, una experta que no te dejaba jugar.
    Besos wapa.

    ResponderEliminar
  6. Yo es que he sido muy marimacho de niña, criada con cinco hermanos mayores ya me dirás, acostumbrada a luchar para que me dejaran tranquila lo demás me parecía la paz eterna. Anda que no me gusta jugar a mí. Tú no mires nena, a jugar y te resarces de otras épocas...ja,ja,ja
    Un besazo SU.

    ResponderEliminar
  7. Creo que tu historia es la misma que nos ha ocurrido a muchas durante nuestra adolescencia. No sabías de qué hablar, si algún comentario podría molestar a los demás... al fin y al cabo se trata de eso, de ir aprendiendo a estar con los demás. Para eso sirve la adolescencia... entre otras funciones (je,je).

    A mí me pasó algo parecido con los dardos. No me dejaban jugar porque parecía algo patosa (solo parecía... esta es mi opinión). Ahora, ya de grande, grande, me encanta jugar a los dardos y no dejo pasar ninguna oportunidad cuando tengo alguna ocasión.

    Un post entretenido y lleno de recuerdos.

    saludos.

    ResponderEliminar
  8. yo tambien vivi una historia parecida, por no atreverme a cambiar de amistades.
    Un saludo.

    ResponderEliminar