
Todos los días salía abrazada a su corazón, enseñando su objeto de mayor valor, deseando encontrar alguien con quien compartirlo, pero por mucho que buscaba nunca encontraba a nadie y nadie los encontraba. Cansada de aquél mundo lleno de mentiras, golpes, falsas apariencias, engaños y desilusiones decidió entonces esconderlo para evitar que resultara dañado por aquellos que ya no sabían donde estaba el suyo...no podía dejarlo fuera.
Fue así como aprendió a llevarlo muy dentro, escondido. Por las mañanas saldría a enfrentarse ella sola al mundo, debía cuidarlo...luego, de noche ya en casa, volvería a sacarlo para hablar de sus sueños, esperanzas y anhelos...para prometerle que llegaría un día en que volverían a pasear abrazados; "Cuando cambien las cosas corazón...cuando cambien y nos quieran volveremos a salir fuera".
Cuesta sobre todo por que sabemos que a cada uno que entregamos nuestro corazón se queda con un pedacito, pero prefiero tener un corazón agujereado de tanto dar que guardarlo celoso y que nunca sepa lo que es sentir.
ResponderEliminarHay SU, me ha tocado de lleno...no sé si es por la musiquita o por que estoy sensible pero me he puesto tierna como una rebanada de bimbo.
ResponderEliminarUn saludito.
Que bonito relato y dibujo, me parecen preciosos. Cuantas veces escondemos el corazón por miedo a que nos hagan daño, cuantas veces, por esconderlo, perdemos la oportunidad de que nos quieran...
ResponderEliminarUn abrazo
El corazón es el punto débil de las personas sensibles, por eso conviene protegerlo de todo aquello que lo pueda lastimar. Muy hermoso, muy emocionante, Su.
ResponderEliminarOjalá el personaje pasee su corazón con total libertad, algún día. Besos.
Una preciosa explicación de lo que son los sentimientos. Ese corazón no estaba escondido, si no roto.
ResponderEliminarY cuanta gente vive así, malgastando su vida Su.
ResponderEliminarBesos wapa.
Tierno y emocionante. Decía Machado: "Moneda que está en la mano/ quizás se deba guardar;/ la monedita del alma/ se pierde si no se da". ;)
ResponderEliminarCuando enseñas tu corazón te haces tan vulnerable, que tienes que encontrar algún mecanismo de defensa que te proteja del frío acero del exterior. Es un relato con mucha ternura.
ResponderEliminarSaludos, Su.
De acuerdo, hay que protegerlo y también escudarlo del daño y el dolor que otros le puedan causar, pero amando y abriéndolo se fortalece y resiste los envites y sacudidas que pueda recibir...
ResponderEliminarbajo los dientes de las cordilleras,
el corazón perfora su agujero,
rastrea, toca, sufre, sube y a la altura
más esencial, más planetaria, llega
con camiseta rota.
Hermano de corazón quemado,
junta en mi mano esta jornada,
y bajemos una vez más a las capas dormidas
en que tu mano como una tenaza
agarró el oro vivo que quería volar
aún más profundo, aún más abajo, aún.
Pablo Neruda
saludos.